La heroína del síndrome premenstrual 

Millones de mujeres alrededor del mundo pueden estar agradecidas con la Dra. Katharina Dalton quien falleció en 2004 y fue quien descubrió el síndrome premenstrual hace más de 55 años, explicando detalladamente los síntomas que mensualmente afectan a tantas mujeres. 

La especialista empezó a interesarse en el tema cuando estaba embarazada, ya que notó que las migrañas que la afectaban desaparecieron durante esos nueve meses. 

Durante su primer mes como médico general Dalton tuvo que atender el caso de una asmática que presentaba severas dificultades para respirar. El esposo de la mujer le informó que el evento se repetía mensualmente. 

Intrigada, Dalton comenzó a tomar nota de aquellas pacientes femeninas que la visitaban regularmente cada mes. Pronto concluyó que el síndrome premenstrual y el postnatal eran causados por la falta de la hormona progesterona. 

Después de una serie de estudios decidió que estos casos se trataban con una dieta y una dosis elevada de progesterona. Las experiencias de sus pacientes sugirieron que la propuesta era efectiva. 

Traigo un síndrome premenstrual y no dudaré en usarlo

Dalton también realizó una investigación en la prisión de mujeres de Holloway. 

Allí descubrió que 49% de las prisioneras que entrevistó y que habían llegado recientemente habían sido sentenciadas por crímenes que cometieron durante los cuatro días previos a su período y durante los cuatro primeros días del mismo (este último ciclo se conoce como paramenstruum). 

El director de la asociación nacional del síndrome premenstrual (NAPS, por sus siglas en inglés) Chris Ryan, señaló que debido a su experticia, la presencia de Dalton era requerida en casos judiciales. 

“Su testimonio era solicitado con frecuencia para defender a mujeres que solicitaban una disminución en su responsabilidad como consecuencia del síndrome premenstrual”. 

“Ella fue testigo -prosiguió Ryan- en la defensa de Anna Reynolds, una mujer acusada de asesinato, y de Nicola Owen, una pirómana que atacaba en intervalos de cada 28 días. Ambas fueron absueltas”. 

Dalton también estudió la migraña y su relación con la dieta de la persona, los efectos de la progesterona en el feto, la pre-eclampsia y la depresión postnatal. 

Gracias a sus recomendaciones, ahora existen en el mercado cremas de progesterona, transdérmicas, que las mujeres de cualquier edad pueden utilizar para atender este desorden hormonal. Aunque los chinos ya lo habían resuelto hace más de 2 milenios con herbolaria, y la homeopatía lo trata exitosamente desde hace más de 200 años. 

Sin embargo, pese a la innovación que representaron sus investigaciones para la época, sus seguidores consideran que su legado en el mundo de la salud femenina ha pasado desapercibido por mucho tiempo. Loor a la Dra. Dalton que resolvió una de las ecuaciones existenciales más complejas y con tantas implicaciones sociales. 

Raymond Greene and Katharina Dalton. “The Premenstrual Syndrome”. 9 Mayo 1953. National Library of Medicine. https://bit.ly/3VoiPNe

Bianca E. Zietal.  “The Premenstrual Syndrome”.The Embryo Project Encyclopedia. 23 de junio de 2017. https://bit.ly/3HX6k83

Sodas y refrescos incrementan el riesgo de cáncer hasta 40% 

Al menos en EUA, ¼ de millón de varones son diagnosticados con cáncer de próstata cada año, y muchos sufren con tratamientos invasivos que cortan, irradian o envenenan las células tumorales en un esfuerzo por controlar la enfermedad. 

De manera similar a otros tipos de cáncer, el de próstata está íntimamente relacionado al estilo de vida y la alimentación ejercidos durante décadas. 

Investigaciones recientes por publicarse en la revista American Journal of Clinical Nutrition, se encontró que el consumo de carbohidratos refinados de alto índice glicémico y las bebidas azucaradas aumentan dramáticamente el riesgo de las formas más agresivas del cáncer prostático. 

Un estudio en la Universidad de Lund en Suiza, determinó que los varones que beben una soda al día están en mayor riesgo de desarrollar los carcinomas prostáticos más agresivos. La Dra. Isabel Drake, investigadora en jefe, comentó: “entre los varones que beben muchas sodas y otras bebidas azucaradas, observamos un aumento del cáncer de próstata de alrededor del 40%”. Esto es, de quienes consumen una lata diaria de 350ml (12oz), 4 de cada 10 desarrollan alguna forma agresiva del cáncer y requerirán tratamiento. 

Las bebidas azucaradas y los carbohidratos refinados elevan la secreción de insulina y aumentan el riesgo de cáncer. 

Los investigadores monitorearon a 8,000 varones con edades entre 45 y 73 años durante 15 años. Encontraron que aquellos que tenían una dieta cargada de carbohidratos refinados, incluyendo derivados del trigo, arroz blanco y pastas, aumentaban el riesgo de desarrollar formas benignas de cáncer prostático en 31% y que típicamente no requería tratamiento oncológico. Aquellos que consumían abundantes cereales azucarados en el desayuno, tenían un riesgo del 38% de desarrollar formas no agresivas del cáncer. 

Como una nota preocupante, los científicos encontraron que el riesgo no es aplicable a la enfermedad detectada tempranamente vía pruebas de sangre, sino a formas de cáncer que ya han progresado lo suficiente como para ocasionar síntomas. Esto es relevante porque los carcinomas de rápido crecimiento son más letales. 

Los autores creen que el azúcar dispara la secreción de la hormona insulina la que a su vez nutre a los tumores. 

En el pasado, muchos estudios han relacionado la ingesta de sodas a la osteoartritis, así como a un riesgo del 80% de derrame cerebral en mujeres. 

También el ácido fosfórico y el colorante caramelo presentes en muchas sodas han sido implicados con el desarrollo y progresión del cáncer. 

Así es que a los varones les conviene evitar todas las bebidas azucaradas, especialmente las sodas, y limitar su consumo de carbohidratos a los cereales enteros y a sus derivados integrales. 

Esto reducirá significativamente el riesgo de cáncer prostático al igual que la mayoría de enfermedades degenerativas. 

Candidiasis crónica…un mal común poco conocido

¿Sufres síntomas crónicos inexplicables como: cansancio, molestias intestinales, migrañas, dolores musculares, alergias?… ¿Los análisis no revelan nada?, ¿te han dicho que tus síntomas son por ansiedad, estrés o depresión? 

La buena noticia es que no estás poseído ni has sido abducido por los E.T’s. La mala es que, como muchos otros millones, sufras de candidiasis crónica. 

Esta enfermedad es un pandemia moderna; jamás hemos tenido tanta comida y estado tan desnutridos, y jamás hemos tomado tantos antibióticos, hormonas sintéticas (en fármacos y alimentos) y cortisona. Y estos factores disparan la candidiasis. 

Hay dos grupos de personas que la sufren: 

  1. Los pacientes diagnosticados con cándidas vaginales u orales y los que sufren inmuno-depresión, reciben quimioterapia o son diabéticos. Los tratamientos calman sus síntomas, pero los hacen intermitentes, tal vez de por vida. 
  1. Las personas no diagnosticadas (la mayoría). Con sintomatología muy extensa, confusa, cíclica y recurrente, pero las pruebas de laboratorio suelen ser normales. Pueden llevar una vida “normal”, pero siempre se sienten por debajo de sus posibilidades. Por falta de diagnóstico y ausencia de tratamiento, la candidiasis se hace crónica. 

¿Qué es la candidiasis? 

Es una infección causada por levaduras del género cándida. Las levaduras aparecen después de nacer y conviven con nosotros en piel y aparatos digestivo y genitourinario. Su función es absorber metales pesados, degradar carbohidratos mal digeridos, y ayudar a mantener el equilibrio intestinal y el pH.

Nuestra flora interna y nuestras defensas las mantienen controladas pero cuando se destruye la ecología intestinal se deprime la inmunidad, crecen sin control las levaduras, por factores como: 

Azúcar y carbohidratos refinados; Agua del grifo y dentríficos con fluor; Antibióticos, cortisona y hormonas sintéticas; Estrés contínuo; Disminución de secreciones digestivas y falta de nutrientes. 

Las cándidas producen 79 toxinas como el acetaldehído. Aquí sus efectos negativos y los síntomas más comunes: Deseo compulsivo por comer carbohidratos (dolor de músculos, sensación de resaca por las mañanas); Diarrea y/o estreñimiento (infecciones crónicas, ahogo); distensión abdominal (insomnio y alergias); dolores de cabeza (retención de líquidos y picor anal); fatiga (depresión y congestión nasal); indigestión (problemas de uñas y ardor estomacal); malestar general (mareo y afonía); molestias de ojos y oídos (dolor de articulaciones y molestias vaginales). 

Las enfermedades relacionadas con una candidiasis crónica son: 

Artritis reumatoide, lupus, asma, enfermedad de crohncolitis , depresión y ansiedad, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, hipotiroidismo, hipoglucemia, síndrome de intestino irritable, anemia, soriasis y eccema, sinusitis y esclerosis múltiple. 

Tratamiento de la candidiasis. La parte fundamental es a la alimentación. 

Muchas personas no han sido diagnosticadas y son tratadas como hipocondríacos, depresivos o ansiosos y llegan a tomar prozac o ansiolíticos en vez de seguir tratamiento para candidiasis 

Hay que eliminar: Azúcares y almidones (azúcar, miel, dextrosa, alta fructosa, miel karo, endulzantes artificiales, sodas, cereales azucarados, pan dulce, postres, helados, harina refinada, arroz blanco, etc.), frutas de fácil fermentación, jugos de fruta, lácteos, incluido yogur comercial, alcohol en general, papas, champiñones y setas, cacahuates y pistaches, productos fermentados. 

Se puede comer: Carnes magras, pescado y huevos, vegetales, algas marinas, legumbres, frutos secos y semillas, granos integrales, moderando el trigo, tostadas de centeno, galletas de arroz, limón y aguacate, leches vegetales sin endulzar, tofu y soya texturizada, aceite de oliva, arroz, uva y canola, 

jugos vegetales (excepto zanahoria y betabel), agua alcalina, infusiones y té verde, especias suaves. 

No malpasarse: respetar las comidas principales y picar algo a media mañana y media tarde. Incluir proteína en cada comida (pescado, huevo, legumbres, algas, derivados de soya, frutos secos crudos y semillas). 

Adicionalmente, incluir remedios y suplementos especializados de Medicina Nutricional, Herbolaria y Homeopatía. 

El hombre frente a la andropausia 

En 1889 el médico Edward Brown-Séquard tuvo la peregrina idea, a sus 72 años, de inyectarse una pócima de extracto de testículos de perros y proclamar, acto seguido, que esto aumentaba la fuerza muscular e incrementaba el “vigor sexual”. Murió cinco años después, no sabemos si por abusar de sus renovados bríos, pero no andaba tan perdido porque muchas manifestaciones del envejecimiento están relacionadas con la baja de las hormonas. Tanto así que la estructura corporal, movilización de grasas, masa ósea, fuerza muscular, metabolismo, peso corporal y bienestar físico, son regulados por las hormonas. 

En el varón, el envejecimiento sobreviene por disminución de andrógenos -especialmente testosterona- lo que reduce el metabolismo de proteínas y la sexualidad (erección), empobrece la médula y tejido óseos, entorpece metabolismo de grasas y carbohidratos y funcionamiento hepático, y hace crecer la próstata. 

Para diagnosticar la andropausia, el Dr. Morley y su grupo diseñaron un cuestionario, con precisión que detecta hasta el 90% de individuos con andropausia. ¡Anímese! Puede responderlo a solas. 

Si dan positivo las preguntas 1 ó 7, o tres de las otras, hágase el perfil de testosterona. 

1.- ¿Ha disminuido su apetito sexual?

2.- ¿Siente poca energía?

3.- ¿Su fuerza o resistencia han disminuido?

4.- ¿Ha perdido estatura?

5.- ¿Siente que disfruta menos la vida?

6.- ¿Se siente triste o irritable?

7.- ¿Sus erecciones son menos “duras”?

8.- ¿Ha notado deterioro en su habilidad deportiva?

9.- ¿Se duerme después de comer?,

10.- ¿Ha notado deterioro en su desempeño laboral? 

Señales de Andropausia 

Escalofríos; flacidez del pene y remisión testicular con disminución de esperma y testosterona, causando menor deseo sexual; la próstata “crece” complicando la micción y la eyaculación; la masa ósea disminuye, reduciendo la estatura hasta 5 cm; engrosamiento con grasa abdominal y pérdida de masa muscular de hasta 10 kg.; cambios de conducta y actitud: desde “depre” hasta “carrascaloso”. 

Alimentación para Andropausia 

  • Evitar grasas saturadas y trans, cafeína, sodas, picantes avinagrados, alcohol excesivo, tabaco. 
  • Frecuentar frutas y vegetales crudos, especialmente crucíferas (repollo, coliflor, brócoli, berza), granos y cereales integrales. 
  • Disminuir carnes rojas y lácteos enteros y preferir pescados marinos y leches vegetales. 
  • Comer diariamente pepita, linaza, ajonjolí, nueces, girasol y almendras. 
  • Agregar antioxidantes (C, E, Betacaroteno, Zinc) 
  • Consumir Yerbas Medicinales: 

1.- Serenoa, Pygeum, Ortiga, Uvaursi -próstata 

2.- Pepita Calabaza y semillas -aceites esenciales

3.- Chile Cayén -circulación 

4.- Polen -tónico 

5.- Eleuthero, Maca, Tribulus -testosterona

6.- Yerba Mate -energizante 

Hábitos saludables: 

  • Distinga entre hambre y antojo. 
  • Coma tranquilo y dedique mínimo 20-30 minutos. Si está preocupado, ansioso o enfadado, relájese primero. 
  • Haga 3 comidas principales respetando horarios sin saltarse ninguna. 
  • Coma con orden: sin mezclar platos. 
  • Mastique bien: la digestión comienza en la boca y aprovecha más la nutrición. 
  • Los carbohidratos complejos deben ser la base. 
  • Minimice productos azucarados (máxime en caso de obesidad, diabetes o alteraciones de colesterol y triglicéridos). 
  • Cuide las grasas: reduzca las saturadas (carnes, huevo, lácteos enteros, manteca) y trans (margarinas) porque se acumulan en arterias dificultando la circulación. 
  • Aumente pescado y consuma aceites crudos de oliva y semilla de uva, que reducen triglicéridos y colesterol. 
  • Evite sal refinada y alimentos ricos en sodio. 
  • Beba suficiente agua (1 vaso por cada 10 kg de peso)

¡Si existe la “menopausia” masculina!

Apenas si se menciona que también el hombre atraviesa una etapa “difícil” cuando se reducen la fertilidad y la actividad sexual, y que se llama: Andropausia. (¡Ah! ¿Será por eso?).

La medicina describe esta crisis masculina relacionándola con circunstancias externas, más nunca con sus cambios hormonales (Por supuesto: ¡la mayoría son varones!). El varón -al igual que la mujer- es víctima de los estereotipos de una sociedad cosificante, donde se le reduce al papel de proveedor principal. Y cuando llega el balance de la edad incierta, se puede caer en depresión, sensación de vacío, y desesperación (¡Ya párenle, que me hacen llorar!). El varón exagera entonces su respuesta ante “no haber disfrutado de la vida” y se busca mujeres más jóvenes, (pero hay cosas que no reverdecen), o actúa como adolescente intentando recuperar “lo perdido”.

Pero lo que más preocupa al varón es el cambio funcional. Como no tiene menstruación, y por tanto evidencias visibles del cambio, “lo intuye perspicazmente”. Y es que se echa de ver la merma en “brío y rudeza” (suspiros…). Las glándulas sexuales masculinas disminuyen su actividad con la edad, produciéndose “insuficiencia testicular” -descrita como “caída”, ¡Chín!- y percibida como “debilidad”.

Esto es parte del envejecimiento iniciado desde la tercera década cuando disminuyen hormonas como la DHEA, y los varones tienen relaciones sexuales menos frecuentes porque disminuye el apetito sexual.

Disminuyen las erecciones matutinas. Requiere más tiempo lograr una erección, y retardar la eyaculación. Todo esto genera un ritmo sexual más sosegado. ¡Pero escuche bien!: para un varón que disfruta su madurez sexual, es una ventaja para profundizar y prolongar más la intimidad.

La mayoría de varones temen más perder potencia sexual que bajar el nivel hormonal (¡Porque eso ni quien se lo reclame!). La impotencia es el mayor problema del varón durante el cambio porque afecta el núcleo de su masculinidad. Y es un aspecto tan sensible, que la falla más mínima puede provocar que ese “fracaso humillante” se repita creando un círculo vicioso de consecuencias psíquicas. Y algo tan individual repercute en la pareja, porque muchas mujeres se sienten culpables cuando ellos no funcionan; se sienten insuficientemente atractivas como para provocar una reacción “normal”.

Desgraciadamente el sistema machista lo refuerza transfiriendo a la mujer la “responsabilidad”. Y para empeorar, el varón poco comparte esto con otros hombres evitando lo que considera “un fracaso personal”. Rehúye el problema o lo compensa con la ayuda de mujeres frívolas, prostitutas, o perversiones sexuales, camuflajeando su “deficiencia”.

En la mujer la menopausia pesa físicamente; para el varón psicológicamente; se siente obligado a lograr lo que nadie en la historia: ¡Ser potente, siempre! Así se educan los hombres y nadie les ha dicho que ya pueden librarse de este atavismo.

¡Qué paradoja! La mujer pierde fertilidad, pero mantiene su deseo sexual. El hombre mantiene la fertilidad, pero disminuye el deseo sexual.

Por la presión a que se somete, el varón manifiesta síntomas similares a la menopausia: sofocos, sudoración, insomnio, depresión, y fatiga. Pero debe reconocer que se aproxima una “segunda primavera”, y aceptar otra forma de fertilidad mediante la creatividad basada en experiencia y sabiduría, proyectada no solo hacia la pareja o la familia, sino hacia la sociedad y el mundo.

Encuentre recomendaciones prácticas para prevenir y remediar tan penosa -pero evitable- condición en el artículo El hombre frente a la andropausia