La temporada del azúcar

La Navidad es una época de fiestas y excesos en el comer, pero el desenfrenado consumo navideño de azúcares y licores no es digno de celebrar.

Ese aumento estacional del consumo de azúcares constituye una tremenda transición en la salud mundial, y muchos países en desarrollo están afrontando las consecuencias: modificaciones de la dieta, menor actividad física y mayor uso de alcohol y tabaco.

Esos cambios se deben a la globalización y a una mayor urbanización, factores que producen sedentarismo además de alterar la dieta.

No debería entonces extrañar que las enfermedades no transmisibles (ENT) como las cardiovasculares (ECV), la obesidad, la diabetes y el cáncer, maten anualmente a más de 45 millones en el mundo y causen el 60% del total de muertes. De hecho representan casi la mitad de la morbilidad mundial.

Se espera que en 2020 esto aumente hasta el 73% de todas las muertes y el 60% de la morbilidad mundial. Además, más del 60% de dichas muertes se producen en países en desarrollo donde las ENT afectan cada vez más a los más jóvenes, lo que disminuye la productividad de un país.

Datos de China reflejan la amplitud del problema: En las zonas rurales Chinas, con más de 800 millones de personas, las ENT representan más del 80% de las muertes.

Ahora muchos países están afectados por una doble carga de morbilidad: por un lado luchan contra la malnutrición y enfermedades como paludismo, tuberculosis y VIH/SIDA, y por otro deben afrontar una explosión de ECV, Diabetes y Obesidad.

De hecho, 5 de las 10 causas principales de muerte a escala mundial están relacionadas con la dieta y la actividad física. Se requiere un examen crítico de lo que comemos y de nuestros niveles de actividad física.

La OMS ha formulado una estrategia mundial sobre la dieta, la actividad física y la salud. Le tomó 18 meses y consultas en más de 80 países, y con aportaciones de la ONU, grupos cívicos y productores de alimentos. ¿Conclusiones?

Los gobiernos pueden actuar:

  • Proveyendo vialidades seguras para que niños y jóvenes vayan a la escuela en bicicleta.
  • Gravando alimentos insanos y subvencionando a los sanos.
  • Exigiendo comidas sanas en las escuelas.

La mayoría de estas recomendaciones fueron refrendadas por muchos países, pero hay muchos intereses en juego que provocan mañosamente debates sobre la composición de una dieta sana aduciendo que se dispone de pruebas suficientes para actuar. Desgraciadamente esos grupos sobornan y controlan a los Ministerios de Salud.

El aumento de ENT y ECV es una bomba de relojería para la salud mundial y el talón de Aquiles de nuestro país. Aplicar las estrategias de la OMS podría transformar históricamente la salud humana y producir la adopción de hábitos para mejorar el bienestar y longevidad mundiales.

Pero mientras, nosotros seguimos dale que dale al vicio del licor y los azúcares decembrinos. Nomás échenle un vistazo a lo que se ingiere en las posadas. Al menos aprovechemos que las piñatas de cartón son casi irrompibles y hagamos buen ejercicio intentando romperlas. Aconsejo rellenarlas de electrolitos y “gerolanes”, porque a como estamos, más de uno estará en riesgo de infarto.

Fuente: Kaare R. Norum. Profesor de Medicina y Nutrición. Universidad de Oslo. Project Syndicate.

Kaare R. Norum. Profesor de Medicina y Nutrición. Universidad de Oslo. Project Syndicate 30 de diciembre, 2004.https://bit.ly/3WhlN7o

Las posadas

“¡Dale, dale, dale, no pierdas el tino! ¡Mide la distancia que hay en el camino!”

¡Ah! ¡las posadas! Estas fiestas tradicionales, que todos creemos totalmente católicas de origen, provienen de los festejos de los mexicanos por el advenimiento de Huitzilopochtli, dios de la Guerra, entre el 7 y 26 de diciembre aproximadamente. 

Los religiosos agustinos substituyeron personajes y modificaron elementos de la celebración, y fue en San Agustín Acolman, entre Ciudad de México y Teotihuacán, donde iniciaron las posadas en 1587, con misas de aguinaldo del 16 al 24 de diciembre, celebradas en los atrios de la iglesia, en las que intercalaban pasajes de la Navidad, agregando como atractivo luces de bengala, cohetes, villancicos y las piñatas. 

El pueblo se encargó después de sacarlas de las iglesias y devolverlas como fiesta popular a los barrios y a las familias, despojándolas de religiosidad, y a la medida de su propia devoción. 

Las “piñatas” provienen de un ritual agrícola durante los festejos del año nuevo chino, y que Marco Polo llevó a Italia, donde la cristiandad la adoptó para Cuaresma; al primer domingo se le llamaba Domingo de Piñata. En América se le usó para atraer a la gente a la nueva religión, y el pueblo se apropió de ellas llevándoselas a casa. 

La “Venda en los ojos” representa la ignorancia fundamental que provoca obstáculos y sufrimiento en la vida. “El palo” es la firmeza de la búsqueda por la verdad y la lucha contra los venenos mentales. La piñata con sus 5 o 7 picos –los venenos mentales hijos de la ignorancia-, es la falsa identidad del ego, adornada, hueca y evasiva, que se rompe para liberar los dones de nuestra verdadera naturaleza, expandiendo nuestro espacio interior. La venda es arrancada de los ojos para despertar al reconocimiento de nuestra bondad intrínseca y atestiguar la destrucción irreversible de nuestra falsa identidad. Y éste logro personal derrama beneficios para todos -a pesar de intentarnos distraer y engañar-, como la generosidad de quien siendo libre ya no abriga rencores. 

Cierto que preservar tradiciones es importante, pero lo es más saber por qué lo hacemos, qué significan, y cómo nos pueden ayudar a ser mejores, como personas y comunidad. 

Las posadas son un festejo popular, muy mexicano pero de gran universalidad. Una tradición que fortalece la identidad y pertenencia a la familia, al barrio, y a esa mexicanidad tan subestimada, pero 

que como la piñata, está cargada de sorpresas y bondades generosas. Solamente debemos tenernos fe, perseverar, y no distraernos con las voces de los agoreros, mediocres, catastrofistas, malosos, ni milagreros. Es nuestro destino ser libres y felices, pero como no hay efecto sin causa, nadie más que nosotros es responsable de alcanzar la meta o claudicar. 

Estamos en tiempo de reflexión, de recapitulación del pasado observando sus efectos en nuestro presente, y de modificar nuestro presente para decidir, desde hoy y aquí mismo, nuestro futuro. 

¡Decídase a decidir por usted mismo, para los demás! Acepte desde hoy su responsabilidad universal 

–hacia usted, y desde usted mismo hacia el mundo-, y eche a andar con los huaraches que trae puestos; no espere a que le alfombren el camino. Persevere, rompa la piñata de su egoísmo y comparta los beneficios con los demás para afianzar su prosperidad. 

¡Ah! Y si organiza una auténtica posada, invite, ¡no se haga el peregrino al que la Virgen le habla!