MÉXICO, medalla de oro en consumo de refresco

Dicen algunos estudios que México es el país con mayor consumo de refrescos, pese a las consecuencias negativas que acarrea su ingesta. El hábito, como muchas otras costumbres, inicia en la infancia.

Los refrescos o bebidas carbonatadas se han establecido en gran número de mesas para acompañar los alimentos, o bien, se ingieren ávidamente entre comidas como “golosinas”, ocupando lugar destacado en la alimentación de los niños. No por nada, durante el decenio 1990-2000 se bebieron en México, en promedio, 140 litros por persona, lo que representa el primer lugar de consumo de estos productos por habitante en el orbe.

Sin embargo, el daño que provocan a la salud es mayúsculo, y apunta en diversas direcciones: sobre peso, desmineralización y trastornos digestivos.

Las bebidas carbonatadas provocan obesidad infantil, pues contienen grandes cantidades de azúcares, como sacarosa, glucosa y fructuosa; sólo como ejemplo, se publicó (1) (2) que para elaborar 10 litros del refresco más popular en el mundo, se requieren 8.8 litros de agua, 1,070 gramos de endulzante y 90 gramos de dióxido de carbono. Pues bien, tales compuestos llegan rápidamente al flujo sanguíneo del niño y son asimilados gracias a la insulina, lo que les permite pasar a los tejidos convertidos en grasas.

Así, diversas investigaciones han encontrado un vínculo directo entre el consumo de refresco y la obesidad hasta en 34% de los casos estudiados. Los resultados son contundentes: al beber un litro de refresco al día, se aumenta un kilo de peso en tres semanas.

Estas bebidas, además, afectan a los dientes disolviendo su esmalte protector y provocando caries. En particular, las bebidas de cola contienen ácido fosfórico, sustancia que impide la adsorción de calcio y que favorece la formación de huesos débiles: si un diente humano es sumergido en una bebida de cola, éste se ablanda en un par de días y comienza a disolverse.

Por otra parte, se sabe que el consumo de refrescos de cola genera hiperactividad en los niños: uno de sus componentes, la cafeína, es una sustancia que intoxica a las células nerviosas, provocando en ellas una reacción para eliminarla que se combina con sensación de euforia, si bien el resultado final es agotamiento. Por otro lado, el contenido de cafeína en estos productos es superior al de una taza de café y existen evidencias de que disminuir el consumo de refrescos en 50% mejora el comportamiento en 42% de los infantes.

Asimismo, la cafeína provoca trastornos de sueño en el pequeño, hecho que adquiere relevancia si se considera que al dormir se estimula la hormona del crecimiento, por lo que la falta de descanso profundo y reparador afecta el desarrollo normal.

Por último, cabe destacar que el gas carbónico, sustancia que da a estas bebidas su característica burbujeante, tiene dos efectos nocivos: a corto plazo, ayuda a asimilar al ácido fosfórico y a la cafeína, aumentando los efectos antes descritos, mientras que a mediano plazo produce irritación en la piel que recubre al estómago o mucosa gástrica, con lo que se favorece la aparición de trastornos digestivos.

MÉXICO, medalla de oro en consumo de refresco

El Vigía 4 de agosto del 2012

Dicen algunos estudios que México es el país con mayor consumo de refrescos, pese a las consecuencias negativas que acarrea su ingesta. El hábito, como muchas otras costumbres, inicia en la infancia. 

 Los refrescos o bebidas carbonatadas se han establecido en gran número de mesas para acompañar los alimentos, o bien, se ingieren ávidamente entre comidas como “golosinas”, ocupando lugar destacado en la alimentación de los niños. No por nada, durante el decenio 1990-2000 se bebieron en México, en promedio, 140 litros por persona, lo que representa el primer lugar de consumo de estos productos por habitante en el orbe. 

Sin embargo, el daño que provocan a la salud es mayúsculo, y apunta en diversas direcciones: sobre peso, desmineralización y trastornos digestivos. 

 Las bebidas carbonatadas provocan obesidad infantil, pues contienen grandes cantidades de azúcares, como sacarosa, glucosa y fructosa; sólo como ejemplo, se publicó que, para elaborar 10 litros del refresco más popular en el mundo, se requieren 8.8 litros de agua, 1,070 gramos de endulzante y 90 gramos de dióxido de carbono. Pues bien, tales compuestos llegan rápidamente al flujo sanguíneo del niño y son asimilados gracias a la insulina, lo que les permite pasar a los tejidos convertidos en grasas. 

 Así, diversas investigaciones han encontrado un vínculo directo entre el consumo de refresco y la obesidad hasta en 34% de los casos estudiados. Los resultados son contundentes: al beber un litro de refresco al día, se aumenta un kilo de peso en tres semanas.  

Estas bebidas, además, afectan a los dientes disolviendo su esmalte protector y provocando caries. En particular, las bebidas de cola contienen ácido fosfórico, sustancia que impide la adsorción de calcio y que favorece la formación de huesos débiles: si un diente humano es sumergido en una bebida de cola, éste se ablanda en un par de días y comienza a disolverse. 

Por otra parte, se sabe que el consumo de refrescos de cola genera hiperactividad en los niños: uno de sus componentes, la cafeína, es una sustancia que intoxica a las células nerviosas, provocando en ellas una reacción para eliminarla que se combina con sensación de euforia, si bien el resultado final es agotamiento. Por otro lado, el contenido de cafeína en estos productos es superior al de una taza de café y existen evidencias de que disminuir el consumo de refrescos en 50% mejora el comportamiento en 42% de los infantes. 

Asimismo, la cafeína provoca trastornos de sueño en el pequeño, hecho que adquiere relevancia si se considera que al dormir se estimula la hormona del crecimiento, por lo que la falta de descanso profundo y reparador afecta el desarrollo normal. 

Por último, cabe destacar que el gas carbónico, sustancia que da a estas bebidas su característica burbujeante, tiene dos efectos nocivos: a corto plazo, ayuda a asimilar al ácido fosfórico y a la cafeína, aumentando los efectos antes descritos, mientras que a mediano plazo produce irritación en la piel que recubre al estómago o mucosa gástrica, con lo que se favorece la aparición de trastornos digestivos. 

  1. Radiografía de Coca Cola. El Poder del Consumidor. 25 de octubre de 2011. https://bit.ly/2TFL668
  2. ¿Cuánta agua se utiliza para producir un litro de Coca-Cola?. El Financiero. 16 de agosto de 2022. https://bit.ly/3Dp5oFR

 

Los refrescos alteran la conducta infantil 

Ya se sabía que el consumo de sodas, jugos y refrescos está relacionado con la obesidad y diabetes. Pero ahora se reconoce que estas bebidas alteran la conducta infantil. 

Un estudio publicado en Journal of Pediatrics muestra que refrescos, sodas y jugos procesados alteran la conducta infantil provocando hiperactividad, irritabilidad, y menor concentración. Resulta además que las bebidas azucaradas pueden provocar actitudes agresivas, violentas y hasta suicidas, alterando la química cerebral y el equilibrio fisiológico. 

A estas conclusiones llegó la Dra. Shakira Suglia con sus colegas de la Universidad de Columbia, la Universidad de Vermont, y la Escuela de Salud Pública de Harvard, estudiando a 3,000 niños de 5 años enrolados en el Estudio de Bienestar Infantil y Familias Frágiles. Estos niños provenían de 20 ciudades grandes de todo Estados Unidos, y las madres reportaron puntualmente su consumo de las bebidas señaladas y sus rasgos de conducta. 

Al analizar la información, se encontró que el 43% de los niños consumían al menos 1 bebida al día y el 4% consumía 4 o más bebidas al día. Pero lo que más los asombró fue que con cada incremento en el consumo de bebidas, aumentó la tasa de eventos agresivos, de retraimiento, y desórdenes de atención entre otras condiciones. 

Descontando factores externos como el estatus socioeconómico, estabilidad de los padres (o la falta de estos), y las condiciones de vida, los investigadores verificaron que el consumo de bebidas es una causa directa de problemas conductuales en infantes. De hecho, los niños que consumieron 4 o más bebidas al día, demostraron el doble de incidencia de pelear, destruir las cosas ajenas, y agredir físicamente a otros niños. 

La Dra. Suglia comentó que “encontramos que la conducta agresiva de los niños aumentó proporcionalmente al mayor consumo de ingestas por día”. 

El cerebro es perjudicado a cualquier edad por sodas y refrescos. 

Estudios anteriores hallaron que niños mayores, adolescentes y hasta adultos, también son afectados conductualmente por el consumo de bebidas como sodas, refrescos y jugos industrializados. El estudio publicado en 2011 en la Revista Injury Prevention reportó que adolescentes que ingieren al menos 5 latas de soda por semana (menos de 1 lata por día), son más propensos a tendencias violentas y agresivas. 

De igual manera, en otro estudio realizado por los mismos autores, se vio que individuos de todas las edades son más propensos a problemas conductuales y anímicos como beligerancia, depresión y suicidio. Estos estudios muestran que a lo largo y ancho del espectro de edad, el ingerir sodas, refrescos, jugos procesados y bebidas densas en azúcares, es una forma segura de alterar el cerebro y la salud mental. 

Los autores del estudio publicado en la Revista Journal of Pediatrics dicen: “las bebidas referidas son altamente procesadas y contienen gas carbónico, alta fructosa, ácido cítrico o ácido fosfórico, aspartame, benzoato de sodio y a menudo también cafeína, y cualquiera de estos ingredientes puede por sí solo alterar la conducta adversamente”. 

Shakira F. Suglia, Cristiane S. Duarte, Earle C. Chambers, and Renée Boynton-Jarrett:“Social and behavioral risk factors for obesity in early childhood” National Library of Medicine , 1 de octubre 2014. https://bit.ly/3jjaBsc

Sara J. Solnick & David Hemenway: “Soft drinks, aggression and suicidal behaviour in US high school students” International Journal of Injury Control and Safety Promotion, 8 de julio de 2013. https://bit.ly/3WsQHJO

Debra McKinney Banks: “Ice cold trouble: do the risks of soda outweigh the refreshment?”. Gale Onefile Health and Medicine. Septiembre-Octubre 2015. https://bit.ly/3hH6tBQ

Jana Holubcikova, Peter Kolarcik, Andrea Madarasova Geckova, Sijmen A. Reijneveld & Jitse P. van Dijk “The mediating effect of daily nervousness and irritability on the relationship between soft drink consumption and aggressive behaviour among adolescents” International Journal of Public Health, 4 de julio de 2015. https://bit.ly/3WCkcbS



Estudio sacude a refresqueras 

En lo que parece ser el estudio más controvertido desde la publicación del experimento de las ratas de Seralini el año pasado, en la Universidad de Utah encontraron que aun consumiendo cantidades pequeñas de azúcar se duplicó la tasa de mortandad de ratonas de laboratorio. 

Ratonas alimentadas con el equivalente de tres latas de soda por día, aumentaron en 100% su tasa de mortandad, y los ratones experimentaron una caída drástica de fertilidad e incapacidad para mantener su territorio (menos machos, pues). 

Los resultados muestran que el azúcar consumido, aun en concentraciones consideradas como seguras, impacta dramáticamente la salud de los mamíferos. 

Uno de los autores, James Ruff, explicó que aunque los ratones no mostraban síntomas observables de obesidad o diabetes, morían más, y se reproducían menos. 

El estudio fue diseñado para imitar el ambiente real entre ratones, forzándolos a competir por territorio y parejas. El estudio encontró que además el azúcar hace que los ratones sean más tontos que si sus padres fueran primos hermanos. 

Muchas personas consumen más azúcar que estos ratones. 

Con la dieta en este experimento los ratones recibieron el 25% de sus calorías diarias como azúcar refinada. Esto tiene implicaciones obvias, ya que una gran porción de la población consume un porcentaje muy superior al 25% de sus calorías en forma de azúcares refinados, como: 

Maltodextrina, Alta Fructosa, Sacarosa, Dextrosa, Fructosa. 

Y el abuso de estos azúcares es causa primaria de la epidemia de diabetes. 

Además de las fuentes obvias (sodas, caramelos, cereales, pastelillos, etcétera) están ocultos en comestibles como salsas, aderezos y hasta pan blanco. 

A pesar de hacer un esfuerzo consciente para evitarlos, es fácil ingerir grandes cantidades inadvertidamente todos los días. Y si este estudio es extrapolable a los humanos, consumir azúcares refinados nos hará morir prematuramente, volvernos infértiles y tener impedimentos cognitivos que reducen nuestra capacidad de supervivencia. 

Pero ¿por qué el azúcar refinado es tan nocivo para la salud? 

Porque es un “anti-alimento” desprovisto de nutrientes. Por lo anterior, quienes lo consumen tienen que aportar sus propias reservas de nutrientes para procesar el azúcar, ocasionando déficit nutricional. Al carecer de los minerales y nutrientes para mantener la salud, sus sistemas fallan y los médicos bautizan esas fallas como “Diabetes”, “Déficit de Atención”, “Cáncer”, etcétera. 

Siendo la causa real de la mayoría de enfermedades el agotamiento de la reserva de nutrientes, hay que evitar el consumo repetitivo de alimentos refinados. 

Esos “alimentos patógenos” produjeron a la industria farmacéutica grandes utilidades por enfermedades degenerativas y cáncer. Y son: 

  • Azúcar blanca, Pan blanco, Sal refinada, Frituras, Carnes procesadas, Lácteos industrializados, Sodas y bebidas deportivas y energizantes, jugos falsos, nieves, repostería, y dulces. 

Si se le antojan, es porque se encuentra deficiente de minerales. Su cuerpo tiene inanición por minerales y pide seguir comiendo hasta obtener algunos. Pero como los alimentos ingeridos carecen de ellos y encima roban más, uno termina retacado de calorías que se acumulan, cuando lo que se requiere es nutrición que sacie el hambre fisiológica. Y esto proviene de alimentos densos en nutrientes y suplementos de amplio espectro. 

Algunos de los súper alimentos más recomendados son las algas marinas pardas y las microalgas como la espirulina. Pueden agregarse a los alimentos o consumirse en polvo con jugos frescos o en cápsulas. 

Las bebidas azucaradas matan 

Lo dice Harvard (les damos crédito porque fue en estudio previo a hospedar a Calderón) 

Una semana después de que un juez de la Suprema Corte Estatal de NY desactivara la iniciativa del Alcalde de la ciudad de NY de prohibir la venta de Sodas y Refrescos tamaño gigante, un grupo de investigadores de Harvard reveló el impacto que tienen esas bebidas sobre la salud global. 

¿Su conclusión? Matan 184,000 personas anualmente.

Se usaron 114 encuestas de organizaciones de salud de gobiernos e independientes comprehendiendo a 720,000 personas en 54 países que representan al 63% de la población mundial. Se revisaron las relaciones entre el consumo de bebidas azucaradas con la obesidad, cáncer y padecimientos cardiovasculares. Cerca de 3⁄4 partes de las muertes sucedieron en países de bajo o mediano ingreso, y entre los 35 países más grandes, destaca México con la tasa de mortandad más grande, y Japón la más baja, asociada al consumo de bebidas azucaradas. 

Las bebidas edulcoradas conducen a obesidad, que conduce a la diabetes y padecimientos cardiovasculares así como a cáncer (mamario, colorrectal, pancreático y de vesícula). 

Si esto no deja en claro lo nefastas que son esas bebidas, pues entonces sígale a su chispeante eutanasia. 

 

Referencias: Sonia Corona. Mexicanos pierden sed de refrescos por entrada en vigor del llamado “impuesto a las colas”. El País, 23 de junio de 2015. https://bit.ly/3gDRI1Y

Con engaños publicitarios desplazan lactancia materna 

Ahora resulta que las madres mexicanas olvidaron para que son las chichis, y aunque algunos socarrones alegan que son para terminar de criarse, su función principal es la transferencia vital que garantiza el desarrollo integral del nuevo individuo, en lo físico, lo emocional, y en lo que debería hacernos únicos como especie: la inteligencia. 

Los mamíferos transmiten con su leche un mensaje codificado como un recordatorio bioquímico para que cada cachorro se convierta en un adulto exitoso de su propia especie, y que las vacas no tienen. 

La leche materna brinda al niño todo lo necesario que lo protege de diarreas, catarros, diabetes y obesidad. Pero la industria de las fórmulas “maternizadas” se hace millonaria con engaños (imaginar una banda continua con botes de fórmula circulando bajos los frondosos y maternales pechos de ubérrimas nodrizas). 

El cartel de las fórmulas desplazó la cultura de la lactancia en México, gracias a la difusión perversa de mitos y presiones hacia la futura madre, y a la falta de ética del personal que la auxilia. 

La lactancia es una cuestión cultural, política, económica, social y laboral que debería proteger la sociedad. Pero se ignora que el consumo de fórmulas es el principal detonan de de obesidad por su alto nivel de azúcares. 

Actualmente sólo 14.4% de mexicanas amamanta a sus hijos los primeros seis meses, pero la OMS recomienda “como mínimo” hasta dos años, situación que coloca a México con el índice más bajo de Latinoamérica.

Además de proteger contra infecciones y males crónicos-degenerativos, crea un vínculo afectivo madre-hijo que imprime en el infante un principio de autoridad moral y un sentido de pertenencia, que “vacunan” contra conductas antisociales.