De cómo la leche produce cáncer de mama (próstata)

La historia de Jane Plant, geoquímica jefa del British Geological Survey, constituye un ejemplo para muchas mujeres, ya que sobrevivió a 5 tumores mamarios y a los tratamientos oncológicos, eliminando los lácteos de su dieta.

Su historia es la de muchas mujeres: el pánico cuando le diagnosticaron cáncer mamario y confiando en los oncólogos sufrió mastectomía e irradiación de ovarios para curarla. Pero el cáncer se reprodujo 4 veces más.

“Sufrí mastectomía, radioterapia y quimioterapia muy dolorosas. Me vieron eminentes especialistas pero sentía morirme”, cuenta Jane en su libro “Your Life in Your Hands” en el que relata cómo salvó su vida:

“Al viajar con mi marido a China vi que mi enfermedad era virtualmente inexistente (1 de 10.000 muere de cáncer mamario) mientras que en Inglaterra son 1 de cada 12.

Mi marido y yo investigamos sus hábitos y alimentación hasta concluir que: las chinas no enfermaban de cáncer mamario ni los chinos de tumores prostáticos, porque no toleran la leche y no la toman. Tampoco comprenden nuestra preocupación por tomar leche. Ellos nunca la utilizan y menos para amamantar bebés.

Y no puede ser casualidad que el 70% de la humanidad sea intolerante a la lactosa. Creo que la naturaleza avisa que estamos comiendo algo equivocado”.

Jane Plant suprimió todo lácteo, incluidos: Sopas, galletas, pasteles, margarinas, etc. ¿Y qué sucedió? “En unos días el tumor se encogió. Dos semanas después de la segunda quimioterapia y una semana después de suprimir los lácteos, se ablandó y comenzó a menguar. Seis semanas después había desaparecido.

Mi oncólogo no esperaba que alguien con un cáncer avanzado -con metástasis linfática- sobreviviera, pero superó su escepticismo y ahora recomienda una dieta sin lácteos”.

Después de publicar su libro más de 60 mujeres con cáncer mamario la contactaron. Sus tumores también desaparecieron.

“No fue fácil aceptar que algo tan ‘natural’ como la leche pudiera dañar la salud, pero no me cabe duda que la relación entre lácteos y cáncer mamario es similar a la del tabaco y cáncer pulmonar.

En 1989 el Dr. Daniel Cramer de Harvard, determinó que estos productos están implicados en el cáncer de ovarios y próstata.

La organización Mundial de la salud afirma que la tasa de chinos con cáncer prostático es de 0.5 por cada 10000 mientras que en Inglaterra es 70 veces mayor.

Para Jane Plant la leche de vaca es un gran alimento…¡para los becerros! Y afirma que la naturaleza no la destinó al consumo de otras especies, “Estoy convencida -concluye- que salvé mi vida por dejar de consumir lácteos. Sólo deseo que mi experiencia salve a más mujeres y hombres que pueden enfermar a causa de los lácteos que consumen”.

Recomienda incluir alimentos orientales de soya, ajonjolí, nueces y semillas, frutas y verduras.

MÉXICO, medalla de oro en consumo de refresco

Dicen algunos estudios que México es el país con mayor consumo de refrescos, pese a las consecuencias negativas que acarrea su ingesta. El hábito, como muchas otras costumbres, inicia en la infancia.

Los refrescos o bebidas carbonatadas se han establecido en gran número de mesas para acompañar los alimentos, o bien, se ingieren ávidamente entre comidas como “golosinas”, ocupando lugar destacado en la alimentación de los niños. No por nada, durante el decenio 1990-2000 se bebieron en México, en promedio, 140 litros por persona, lo que representa el primer lugar de consumo de estos productos por habitante en el orbe.

Sin embargo, el daño que provocan a la salud es mayúsculo, y apunta en diversas direcciones: sobre peso, desmineralización y trastornos digestivos.

Las bebidas carbonatadas provocan obesidad infantil, pues contienen grandes cantidades de azúcares, como sacarosa, glucosa y fructuosa; sólo como ejemplo, se publicó (1) (2) que para elaborar 10 litros del refresco más popular en el mundo, se requieren 8.8 litros de agua, 1,070 gramos de endulzante y 90 gramos de dióxido de carbono. Pues bien, tales compuestos llegan rápidamente al flujo sanguíneo del niño y son asimilados gracias a la insulina, lo que les permite pasar a los tejidos convertidos en grasas.

Así, diversas investigaciones han encontrado un vínculo directo entre el consumo de refresco y la obesidad hasta en 34% de los casos estudiados. Los resultados son contundentes: al beber un litro de refresco al día, se aumenta un kilo de peso en tres semanas.

Estas bebidas, además, afectan a los dientes disolviendo su esmalte protector y provocando caries. En particular, las bebidas de cola contienen ácido fosfórico, sustancia que impide la adsorción de calcio y que favorece la formación de huesos débiles: si un diente humano es sumergido en una bebida de cola, éste se ablanda en un par de días y comienza a disolverse.

Por otra parte, se sabe que el consumo de refrescos de cola genera hiperactividad en los niños: uno de sus componentes, la cafeína, es una sustancia que intoxica a las células nerviosas, provocando en ellas una reacción para eliminarla que se combina con sensación de euforia, si bien el resultado final es agotamiento. Por otro lado, el contenido de cafeína en estos productos es superior al de una taza de café y existen evidencias de que disminuir el consumo de refrescos en 50% mejora el comportamiento en 42% de los infantes.

Asimismo, la cafeína provoca trastornos de sueño en el pequeño, hecho que adquiere relevancia si se considera que al dormir se estimula la hormona del crecimiento, por lo que la falta de descanso profundo y reparador afecta el desarrollo normal.

Por último, cabe destacar que el gas carbónico, sustancia que da a estas bebidas su característica burbujeante, tiene dos efectos nocivos: a corto plazo, ayuda a asimilar al ácido fosfórico y a la cafeína, aumentando los efectos antes descritos, mientras que a mediano plazo produce irritación en la piel que recubre al estómago o mucosa gástrica, con lo que se favorece la aparición de trastornos digestivos.

MÉXICO, medalla de oro en consumo de refresco

El Vigía 4 de agosto del 2012

Dicen algunos estudios que México es el país con mayor consumo de refrescos, pese a las consecuencias negativas que acarrea su ingesta. El hábito, como muchas otras costumbres, inicia en la infancia. 

 Los refrescos o bebidas carbonatadas se han establecido en gran número de mesas para acompañar los alimentos, o bien, se ingieren ávidamente entre comidas como “golosinas”, ocupando lugar destacado en la alimentación de los niños. No por nada, durante el decenio 1990-2000 se bebieron en México, en promedio, 140 litros por persona, lo que representa el primer lugar de consumo de estos productos por habitante en el orbe. 

Sin embargo, el daño que provocan a la salud es mayúsculo, y apunta en diversas direcciones: sobre peso, desmineralización y trastornos digestivos. 

 Las bebidas carbonatadas provocan obesidad infantil, pues contienen grandes cantidades de azúcares, como sacarosa, glucosa y fructosa; sólo como ejemplo, se publicó que, para elaborar 10 litros del refresco más popular en el mundo, se requieren 8.8 litros de agua, 1,070 gramos de endulzante y 90 gramos de dióxido de carbono. Pues bien, tales compuestos llegan rápidamente al flujo sanguíneo del niño y son asimilados gracias a la insulina, lo que les permite pasar a los tejidos convertidos en grasas. 

 Así, diversas investigaciones han encontrado un vínculo directo entre el consumo de refresco y la obesidad hasta en 34% de los casos estudiados. Los resultados son contundentes: al beber un litro de refresco al día, se aumenta un kilo de peso en tres semanas.  

Estas bebidas, además, afectan a los dientes disolviendo su esmalte protector y provocando caries. En particular, las bebidas de cola contienen ácido fosfórico, sustancia que impide la adsorción de calcio y que favorece la formación de huesos débiles: si un diente humano es sumergido en una bebida de cola, éste se ablanda en un par de días y comienza a disolverse. 

Por otra parte, se sabe que el consumo de refrescos de cola genera hiperactividad en los niños: uno de sus componentes, la cafeína, es una sustancia que intoxica a las células nerviosas, provocando en ellas una reacción para eliminarla que se combina con sensación de euforia, si bien el resultado final es agotamiento. Por otro lado, el contenido de cafeína en estos productos es superior al de una taza de café y existen evidencias de que disminuir el consumo de refrescos en 50% mejora el comportamiento en 42% de los infantes. 

Asimismo, la cafeína provoca trastornos de sueño en el pequeño, hecho que adquiere relevancia si se considera que al dormir se estimula la hormona del crecimiento, por lo que la falta de descanso profundo y reparador afecta el desarrollo normal. 

Por último, cabe destacar que el gas carbónico, sustancia que da a estas bebidas su característica burbujeante, tiene dos efectos nocivos: a corto plazo, ayuda a asimilar al ácido fosfórico y a la cafeína, aumentando los efectos antes descritos, mientras que a mediano plazo produce irritación en la piel que recubre al estómago o mucosa gástrica, con lo que se favorece la aparición de trastornos digestivos. 

  1. Radiografía de Coca Cola. El Poder del Consumidor. 25 de octubre de 2011. https://bit.ly/2TFL668
  2. ¿Cuánta agua se utiliza para producir un litro de Coca-Cola?. El Financiero. 16 de agosto de 2022. https://bit.ly/3Dp5oFR

 

La dieta del mexicano 

Ahora que la industria refresquera hizo su berrinche con el proyecto de aplicarle un impuesto a las bebidas edulcoradas, argumentan que sólo el 5.5% de la energía de la dieta es por bebidas azucaradas. Supongamos que así fuera, pero no se trata solo de porcentajes sino de calidad y toxicidad. 

Pero el hecho es que los mexicanos gastamos más en refrescos que en huevo, fruta o pescado. 

¿Qué cosas compramos? 

Según la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares 2012, del INEGI, de cada $100 pesos: 

  • $22 se usan para comprar carne; 
  • $19 para cereales;
  • $11 para el grupo verduras, legumbres, leguminosas y semillas; 
  • $ 9 para bebidas (alcohólicas y no alcohólicas). 
  • Se registró que el gasto en bebidas es superior al de huevo y frutas (en los que gastamos $4 de cada 
  • $100) y de pescados y mariscos ($2 de cada $100). 

Los alimentos 

De acuerdo a otro estudio del 2012 por la CANACINTRA con datos de 1980 a 2010 de SAGARPA, INEGI, SE y Banco de México, los alimentos que más consumimos en México son: 

  • Tortilla: 6.5kg/persona/mes. (En ciudades 8 tortillas/día/ persona y en zonas rurales 9 tortillas/día/persona). 
  • Cítricos (limón, lima, naranja): 4.7kg/persona/mes. 
  • Verduras (incluidas las que condimentan): 4kg/persona/mes. 
  • Azúcar: 3.7kg/persona/mes. 
  • Frutas: 3.6 kg/persona/mes. 
  • Pollo: 2.5kg/persona/mes. 
  • Huevo: 1.8kg/persona/mes. 
  • Pan (blanco y dulce): 1.5kg/persona/mes.
  • Res: 1.5kg/persona/mes
  • Cerdo: 1.2kg/persona/mes.
  • Chile verde: 1.1kg/persona/mes.
  • Frijol: 0.9kg/persona/mes. 

Las bebidas 

El mismo estudio revela que cada mexicano bebe, al mes, 12.8 litros de refresco, y 10.4 litros de leche (bueno, lo que se vende con ese nombre). 

Un estudio del Journal of Nutrition titulado: Energía proveniente de las bebidas ha crecido en los adolescentes y adultos mexicanos, revela que la bebida que más energía aporta es el refresco –que carece de valor nutricional. 

Para niños y adolescentes (menores de 18 años), el 20% de la energía proviene de las bebidas: 

  • Los refrescos aportan 5.2% de esa energía. 
  • La leche 5.96% (esta tiene al menos beneficios nutrimentales). 
  • Los jugos 3.01% (pero ningún “jugo” envasado en México tiene más del 10% de jugo real, según reveló la PROFECO. Mejor ni pregunte qué es el resto) 
  • El café 1.12% 
  • Otras bebidas en la dieta de niños y jóvenes mexicanos son: el té, el atole y las bebidas alcohólicas (jóvenes). 

Para los mayores de 18 años, el 22% de la energía proviene de bebidas: 

  • Los refrescos aportan 4.67% de esa energía. 
  • La leche 5.02% 
  • El jugo 3.66% 
  • El café 1.89% 
  • Otras bebidas en la dieta de los adultos mexicanos son: las bebidas alcohólicas y el agua mezclada con jugo. 

Ahora bien, ¿qué contiene lo que comemos? 

  • 41.0% contiene calorías de carbohidratos y grasas. 
  • 39.6% proteínas animales. 
  • 14.1% vitaminas y minerales. 
  • 5.1% proteínas de origen vegetal. 

Queda en usted querido lector enmendar la estadística para evitar que el barco de la salud nacional se hunda en medio del proceloso mar de la estulticia de los monopolios de comestibles y bebestibles, y los huracanes de la mezquindad política. 

“La dieta de los mexicanos: resultados de la ENSANUT 2012”. Septiembre 2016. The Journal of Nutrition. https://bit.ly/3HEPIBL

“El derecho a una alimentación saludable”. Procuraduría Federal del Consumidor. 14 de marzo de 2016. https://bit.ly/3BFSuD3

Hugo Valencia Juliao “¿Qué comemos los mexicanos?”. Noviembre 2018 https://bit.ly/3PCMHnB

El vinagre de manzana 

Desde la antigüedad se conocen las propiedades medicinales del vinagre de manzana y se utiliza en el tratamiento y prevención de muchas enfermedades. 

En esta época ocupa un lugar importante en el botiquín naturista en todo el mundo; en México gran parte de la población sufre pobreza y el vinagre de manzana puede ser un gran remedio para aquellos que no cuentan con una adecuada atención sanitaria. 

En el vinagre de manzana destaca la presencia de ácido acético, ácido málico, minerales (calcio, fósforo, sodio, hierro, cobre y mucho potasio), y vitaminas (B-2, B-3 y el beta-caroteno). 

Su riqueza en potasio ayuda a reponer su deficiencia en la alimentación moderna (que puede retardar el crecimiento y provocar estreñimiento, insomnio o irritabilidad nerviosa). 

Entre sus propiedades estan: Depura los intestinos y evita gases, mejora la digestión lenta, modera el apetito, su ácido málico moviliza y elimina grasas inútiles, acelera la combustión de grasas, estimula la diuresis sin perder potasio – es remineralizante – por su betacaroteno protege piel y mucosas – alivia inflamaciones y quemaduras superficiales en la piel. También es coadyuvante en tratamiento de angina de pecho, artritis, asma, fiebre del heno, hipertensión, enfermedades respiratorias, hipo y calambres – provoca saciedad – arrastra colesterol, lípidos y sales biliares que se forman en base a colesterol. 

Contra los males del siglo 

Tres en uno: glucosa, insulina y saciedad. 

Su consumo en una comida contribuye a que sea más lento el paso de los alimentos digeridos desde el estómago al intestino y a que disminuya la respuesta en sangre de la glucosa y la insulina, aumentando la sensación de saciedad de acuerdo a estudios en la European Journal of Clinical 

Nutrition donde se vio que cuanto mayor fue la dosis de vinagre (2-3 cucharadas) más significativa fue la disminución de la glucosa y la insulina, y mayor fue la medida de la saciedad. 

Estos resultados indican un potencial de alimentos conservados en vinagre de manzana como posible ayuda en dietas anti-obesidad. 

Como dosis general y a modo orientativo, podemos recomendar 1-2 cucharaditas por vaso de agua, con 1 cucharadita de miel virgen y beberla 2-3 veces al día en ayunas o antes de alimentos. 

También puede prepararse como bebida diaria con 1 cucharada de vinagre de manzana y otro tanto de miel virgen por litro de agua, y servirlo en reemplazo de bebidas envasadas o industrializadas.

 

Los refrescos alteran la conducta infantil 

Ya se sabía que el consumo de sodas, jugos y refrescos está relacionado con la obesidad y diabetes. Pero ahora se reconoce que estas bebidas alteran la conducta infantil. 

Un estudio publicado en Journal of Pediatrics muestra que refrescos, sodas y jugos procesados alteran la conducta infantil provocando hiperactividad, irritabilidad, y menor concentración. Resulta además que las bebidas azucaradas pueden provocar actitudes agresivas, violentas y hasta suicidas, alterando la química cerebral y el equilibrio fisiológico. 

A estas conclusiones llegó la Dra. Shakira Suglia con sus colegas de la Universidad de Columbia, la Universidad de Vermont, y la Escuela de Salud Pública de Harvard, estudiando a 3,000 niños de 5 años enrolados en el Estudio de Bienestar Infantil y Familias Frágiles. Estos niños provenían de 20 ciudades grandes de todo Estados Unidos, y las madres reportaron puntualmente su consumo de las bebidas señaladas y sus rasgos de conducta. 

Al analizar la información, se encontró que el 43% de los niños consumían al menos 1 bebida al día y el 4% consumía 4 o más bebidas al día. Pero lo que más los asombró fue que con cada incremento en el consumo de bebidas, aumentó la tasa de eventos agresivos, de retraimiento, y desórdenes de atención entre otras condiciones. 

Descontando factores externos como el estatus socioeconómico, estabilidad de los padres (o la falta de estos), y las condiciones de vida, los investigadores verificaron que el consumo de bebidas es una causa directa de problemas conductuales en infantes. De hecho, los niños que consumieron 4 o más bebidas al día, demostraron el doble de incidencia de pelear, destruir las cosas ajenas, y agredir físicamente a otros niños. 

La Dra. Suglia comentó que “encontramos que la conducta agresiva de los niños aumentó proporcionalmente al mayor consumo de ingestas por día”. 

El cerebro es perjudicado a cualquier edad por sodas y refrescos. 

Estudios anteriores hallaron que niños mayores, adolescentes y hasta adultos, también son afectados conductualmente por el consumo de bebidas como sodas, refrescos y jugos industrializados. El estudio publicado en 2011 en la Revista Injury Prevention reportó que adolescentes que ingieren al menos 5 latas de soda por semana (menos de 1 lata por día), son más propensos a tendencias violentas y agresivas. 

De igual manera, en otro estudio realizado por los mismos autores, se vio que individuos de todas las edades son más propensos a problemas conductuales y anímicos como beligerancia, depresión y suicidio. Estos estudios muestran que a lo largo y ancho del espectro de edad, el ingerir sodas, refrescos, jugos procesados y bebidas densas en azúcares, es una forma segura de alterar el cerebro y la salud mental. 

Los autores del estudio publicado en la Revista Journal of Pediatrics dicen: “las bebidas referidas son altamente procesadas y contienen gas carbónico, alta fructosa, ácido cítrico o ácido fosfórico, aspartame, benzoato de sodio y a menudo también cafeína, y cualquiera de estos ingredientes puede por sí solo alterar la conducta adversamente”. 

Shakira F. Suglia, Cristiane S. Duarte, Earle C. Chambers, and Renée Boynton-Jarrett:“Social and behavioral risk factors for obesity in early childhood” National Library of Medicine , 1 de octubre 2014. https://bit.ly/3jjaBsc

Sara J. Solnick & David Hemenway: “Soft drinks, aggression and suicidal behaviour in US high school students” International Journal of Injury Control and Safety Promotion, 8 de julio de 2013. https://bit.ly/3WsQHJO

Debra McKinney Banks: “Ice cold trouble: do the risks of soda outweigh the refreshment?”. Gale Onefile Health and Medicine. Septiembre-Octubre 2015. https://bit.ly/3hH6tBQ

Jana Holubcikova, Peter Kolarcik, Andrea Madarasova Geckova, Sijmen A. Reijneveld & Jitse P. van Dijk “The mediating effect of daily nervousness and irritability on the relationship between soft drink consumption and aggressive behaviour among adolescents” International Journal of Public Health, 4 de julio de 2015. https://bit.ly/3WCkcbS