Imagen del cerebro en un plato

La obesidad conduce a alteraciones en la estructura cerebral al causar encogimiento de algunas de sus regiones.

Entre los hombres, el mayor porcentaje de grasa corporal se relacionó con un menor volumen de materia gris en el cerebro, desde un 5.5% más de grasa corporal total.

En las mujeres, un 6.6% más de grasa corporal total se asoció con un volumen más pequeño de la región que apoya funciones como la motivación, la cognición y la acción.

La obesidad está asociada con la inflamación, la cual aumenta el riesgo de demencia.

La resistencia a la insulina, símbolo de la obesidad, se encuentra involucrada en el deterioro cognitivo y en la enfermedad de Alzheimer.

La obesidad se asocia a un menor volumen de las regiones cerebrales que regulan los circuitos de recompensa alimenticia, lo que puede influir en el consumo excesivo de alimentos.

Las tasas de obesidad se han triplicado mundialmente desde 1975, y en el 2016, el 39% de los adultos tenía sobrepeso y el 13% obesidad. Los riesgos de salud asociados, como enfermedades cardiovasculares y diabetes, son bien conocidos, pero muchas personas no saben que su cerebro puede verse afectado por esta condición.

Las tasas de trastornos neurodegenerativos, incluyendo la demencia, también van en aumento, y se estima que 115 millones de personas tendrán demencia para el 2050. Es posible que el aumento de las tasas de obesidad sea la fuerza impulsora detrás de esta creciente carga, y una que es prevenible hasta cierto punto.

La obesidad puede encoger el cerebro

La investigación publicada en Radiology encontró que la obesidad puede conducir a alteraciones en la arquitectura cerebral al causar encogimiento de ciertas regiones. Entre los hombres, un alto porcentaje de grasa corporal total se relacionó con un menor volumen de materia gris. Específicamente, con solo un 5.5% más de grasa corporal total se asoció a menor volumen de materia gris.

La materia gris es la capa externa del cerebro asociada con las funciones de alto nivel, como la resolución de problemas, el lenguaje, la memoria, la personalidad, la planificación y el discernimiento. Entre los hombres, un 5.5% más de grasa corporal total también se asoció con una reducción del globo pálido (en las mujeres con el 6.6%).

La obesidad también se asoció con cambios en la microestructura de la materia blanca, relacionados con la función cognitiva.

Investigaciones anteriores demostraron que las personas obesas tienen más altas concentraciones de placa beta amiloide en el cerebro, asociada al Alzheimer, en comparación con las personas no obesas.

La grasa abdominal está vinculada al encogimiento cerebral

El exceso de grasa corporal se ha relacionado con cambios cerebrales durante décadas. En el 2010, los investigadores descubrieron que la grasa visceral se asocia con un volumen cerebral inferior, incluso entre adultos sanos de mediana edad.

¿Cómo daña la obesidad al cerebro?

La obesidad se encuentra asociada con la inflamación, y esta aumenta el riesgo de demencia. Además, los niveles más altos de marcadores inflamatorios también se asocian a un menor volumen cerebral, que incluye una “mayor atrofia de la prevista por la edad”.

Los autores del estudio de Radiology consideraron que la grasa corporal total puede estar asociada negativamente con el volumen cerebral y la integridad microestructural por la inflamación sistémica subyacente.

“Esto ha sido respaldado por hallazgos previos del estudio Framingham Heart, el cual demostró que numerosos biomarcadores inflamatorios relacionados con la obesidad también se han asociado con un menor volumen cerebral”, explicaron.

La resistencia a la insulina, símbolo de la obesidad, también se encuentra involucrada en el deterioro cognitivo y en la enfermedad de Alzheimer. Tanto la diabetes como los niveles más altos de glucosa en ayunas se encuentran relacionados con menor volumen cerebral, e incluso un incremento leve del azúcar en sangre se asocia con un riesgo elevado de demencia.

Al redactar para el New England Journal of Medicine (NEJM, por sus siglas en inglés), los investigadores explicaron:

“Los niveles elevados de glucosa contribuyen a un mayor riesgo de demencia mediante numerosos mecanismos potenciales, que incluyen la hiperglucemia aguda y crónica, la resistencia a la insulina y el aumento de enfermedades microvasculares del sistema nervioso central”.

Otro peligro relacionado al exceso de grasa corporal, particularmente la grasa visceral, está relacionado con la liberación de proteínas y hormonas inflamatorias, que a su vez dañan las arterias e ingresan al hígado, afectando la descomposición de azúcares y grasas en el cuerpo.

De acuerdo con un estudio en Annals of Neurology, “las hormonas derivadas del tejido adiposo, como la adiponectina, leptina, resistina o ghrelina, también desempeñan un papel importante en la relación entre el tejido adiposo y la atrofia cerebral”.

Además, la obesidad puede asociarse a un menor volumen de las regiones cerebrales que regulan los circuitos de recompensa alimenticia, influyendo en la sobrealimentación.

¿Sus neuronas lo hacen comer en exceso?

También existen muchas otras conexiones entre el cerebro, los niveles de grasa corporal y la tendencia a comer en exceso. La corteza prefrontal (CPF), involucrada con el razonamiento complejo y el autocontrol, tiene menos actividad en quienes comen en exceso, mientras que su activación se asocia con el éxito de la pérdida de peso. Esto se revisa en Trends in Cognitive Sciences.

Investigadores de la Universidad de Rockefeller en Nueva York también identificaron un grupo de neuronas que reducen la ingesta de alimentos al activarse.

Estefanía P. Azevedo, autora del estudio, del Laboratorio de Genética Molecular, dijo a la prensa. “Estas células impiden que un animal se alimente en exceso. Hacen que el comer sea menos gratificante

y ajustan la relación del animal con la comida”.

La obesidad envejece al cerebro rápidamente

Un estudio publicado en la revista Neurobiology of Aging también encontró cambios en el cerebro de las personas con sobrepeso y obesidad, que se observan más en personas mucho mayores. En este caso, fue el volumen de materia blanca el que disminuyó con la obesidad, correspondiendo a una edad cerebral 10 años mayor.

Cada vez es más claro que la obesidad parece aumentar el riesgo de la neurodegeneración, no solo a través de la inflamación, sino también al aumentar el estrés oxidativo. Pero la restricción calórica o el ayuno ayudan a proteger el cerebro y retrasar su envejecimiento.

Consejos para evitar la obesidad y reforzar al cerebro

Es importante dormir bien. Los problemas del sueño, como el insomnio, pueden tener un impacto distinto en el cerebro a lo largo del tiempo, haciendo que se contraiga rápidamente en comparación con quienes duermen bien.

Mientras tanto, dormir menos de cinco horas por cada noche se relaciona con aumento de grasa abdominal a lo largo de cinco años.

Tener niveles elevados de cortisol en la sangre, la hormona del estrés, puede afectar las habilidades de comprensión y memoria con el tiempo, y crear mayor riesgo de inicio temprano de Alzheimer.

El estrés crónico también aumenta el riesgo de acumular grasa visceral con el tiempo, por lo que es necesario manejar los niveles de estrés para un peso ideal y ayudar al cerebro.

Sin embargo, implementar cambios positivos en el estilo de vida, dormir bien y manejar el estrés no causa inconvenientes y puede ayudar a alcanzar un peso ideal mientras se mantiene una buena salud cerebral.

 

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