Niños jugando

Claro que es importante lavarnos las manos, particularmente en temporada de gripes y resfríos o cuando hacemos visitas a hospitales.

El problema es que –sobre todo en Occidente- los padres han llevado esto al extremo.

La “nueva” ciencia no muestra que el arrasar con los microbios usando los geles desinfectantes, jabones anti-bacterianos y dosis generosas de antibióticos está teniendo un impacto negativo en los sistemas inmunológicos de nuestros niños, es lo que afirma Mari-Claire Arrieta, co-autora del libro Let Them Eat Dirt: Saving Our Children from an Oversanitized World (Déjalos que coman tierra: cómo salvar a nuestros niños de un mundo esterilizado).

Esta profesora de la Universidad de Calgary, junto con su co-autor, el connotado microbiólogo Brett Finlay, parten de que estamos criando a los niños en un ambiente más limpio e hiper-higiénico que nunca jamás. Dicen que en la forma en que estamos exagerando, contribuimos a crear un montón de condiciones crónicas que van desde las alergias hasta la obesidad.

 

¿Qué la inspiró a escribir el libro “Déjalos que coman tierra”?

“Ambos somos microbiólogos y hemos estudiado la comunidad de microbios que viven en nuestro tacto digestivo, conocida como Microbioma. En años recientes, la investigación en nuestro laboratorio y en otros, ha demostrado que la salud de este microbioma desde una edad temprana es crucial para la salud el resto de nuestras vidas. Y no solo somos científicos sino padres también. Pensamos que tanto otros padres como quienes cuidan niños se beneficiarían de tener acceso público a este conocimiento.

Se ha estado hablando sobre que el abuso de antibióticos puede conducir a infecciones hospitalarias resistentes a los antibióticos, algo que podemos asociar a los ancianos y gente inmuno-comprometida. Pero concluimos que las implicaciones son más inmediatas e individuales que eso.

 

¿Cuál es la conexión entre los microbios y el desarrollo del sistema inmunitario durante la infancia?

Cuando nacemos no tenemos microbios. Nuestro sistema inmunitario está sub-desarrollado. Pero en cuanto los microbios entran en escena, disparan los mecanismos que hacen que nuestro sistema inmunitario trabaje apropiadamente. Sin microbios nuestro sistema inmunitario no podría combatir bien las infecciones.

Y no es solo su presencia, sino también lo que estos microbios producen. Generan moléculas y sustancias que interactúan directamente con las células del recubrimiento de nuestro tracto digestivo, pero también con otras células inmunológicas que se encuentran del otro lado de ese recubrimiento. Literalmente las entrenan. Es solamente por estos encuentros con esas sustancias microbianas que una célula inmunológica obtiene la información de lo que se supone deba hacer. Luego, estas células de los intestinos tienen la capacidad de transportarse a otras partes del cuerpo para continuar con su entrenamiento.

 

¿Qué hay de la teoría de la “hipótesis de la higiene”?

Esta hipótesis intenta explicar el porqué de las alergias, así como de la obesidad y de las enfermedad del colon irritable, y hasta del autismo, enfermedades todas que van al alza, lo que no puede explicarse solamente por los genes. Nuestros genes no cambian así de rápido. La investigación ha mostrado consistentemente que es la falta de exposición a los microbios la que está impulsando al alza estas enfermedades, ya que es ese intercambio con los microbios desde que nacemos, es lo que requiere el sistema inmunitario para entrenarse y así poder evitar el desarrollo de estas enfermedades.

 

¿Qué pueden hacer los padres?

Existe evidencia epidemiológica que muestra que los niños que crecen en un ambiente campirano, de rancho, tienen una menor posibilidad de desarrollar el asma, siendo que se trata de un ambiente menos limpio que el urbano actual. Pero esto sugiere que exponer con prudencia a los niños a esos ambientes naturales y jugar con sus mascotas, mejora su respuesta inmunológica.

También los estudios muestran que desinfectar todo lo que el bebé se lleva a la boca aumenta sus posibilidades de desarrollar asma. Esta incidencia disminuye si el chupón es limpiado con la boca por la madre del bebé.

Y todo esto apunta al hecho de que estamos viviendo demasiado “limpios” hasta el punto en que ya no resulte de beneficio.

Por supuesto que la higiene es crucial para la salud. Hay que seguirse lavando las manos, como antes de comer o después de ir al retrete, o de haber entrado en contacto con enfermos activos o en el hospital, pero más allá de eso no resulta necesario.

Así es que si el niño está jugando con tierra en el jardín, no se la quites. Tiene que existir un equilibrio entre prevenir las infecciones –que siempre son una amenaza a la sociedad- y promover una saludable exposición a los microbios.

Brandie Weikle – Special to the Star Oct. 20, 2016

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