Colesterol

Ahora sabemos que el colesterol no es una sustancia nociva: sin colesterol moriríamos. Así de simple.

Sus beneficios

Estructura celular: El colesterol es una materia prima multifuncional: las membranas celulares lo contienen, y sin él, serían unas plastas amorfas.   

Hormonas sexuales: La testosterona y los estrógenos se fabrican con colesterol. Por ello, un efecto secundario en varones medicados con estatinas es que reduce su libido y sufren disfunción eréctil. Varios estudios (1) confirman la conexión entre bajo colesterol y menor testosterona, y a la inversa.

Las células de LEYDIG (fabrican la testosterona en los testículos) requieren más colesterol que otras células (2). Incluso pueden crearlo cuando bajan los niveles corporales (3). El aceite de oliva permite a las células de Leydig absorber más colesterol provocando un aumento en los niveles de testosterona (4).

La vitamina D se fabrica con colesterol. La vitamina D es una hormona. Y así como el colesterol es un precursor de hormonas sexuales, también de la hormona “D”. Cuando el colesterol en nuestra piel se expone a la radiación UV-B del sol, ocurre una reacción química que resulta en “vitamina D3”.

Esta D3 participa en la respuesta inmunitaria, la regulación del calcio y el  fósforo, la reducción de la inflamación, y en la expresión genética. sus niveles óptimos están asociados con una mayor salud mental y emocional y con mejores niveles de testosterona en varones.

Los ácidos biliares están hechos de colesterol. La bilis ayuda a desdoblar los alimentos para asimilarlos, en particular las vitaminas liposolubles como la A, D, E y K.

Es vital para la salud cerebral. El cerebro está lleno de colesterol, y  permite replicar nuevas neuronas, mantener su integridad y facilitar la comunicación celular, ayudando a formar las vainas de mielina que forran las células.

Niveles bajos (160 mg/dl o menos) se relacionan con pérdida de la memoria, depresión y agresividad, ya que es clave en la liberación de los neuro-transmisores, y sin él, el cerebro no efectúa las conexiones necesarias para mantener su nitidez y vivacidad.

Ayuda a combatir infecciones. Existe una correlación inversa entre nivel de colesterol e infecciones: a menor colesterol, mayor vulnerabilidad a enfermar. Parece que el “colesterol malo” o ldl participa en la estimulación del sistema inmunitario contra las infecciones. al bajar sus niveles, disminuye la producción de ciertos anticuerpos.

¿Por qué tiene mala reputación? Por una combinación de mala ciencia y política. Una larga historia, aquí muy resumida.

En los 50’s, el científico Ancel Keys, creador de la Ración-K para la II Guerra Mundial, generó la hipótesis de que la dieta Norteamericana –rica en grasa saturada y colesterol- era la responsable de infartos entre los ejecutivos norteamericanos, y diseñó un estudio para probarlo.

Su famoso estudio “Siete Países” fue uno de los primeros sobre el efecto de la dieta en la salud. Examinó el consumo de grasa saturada y colesterol en 7 países y encontró una relación casi perfecta entre las cardiopatías y los niveles de colesterol y el consumo de grasa saturada, demostrando exactamente lo que él había predicho.

El médico Británico, John Yudkin, se mostró escéptico porque él había hecho una investigación similar y encontrado varios países con alto consumo de colesterol y grasa saturada, pero con bajas tasas de cardiopatías. 

Junto con otros científicos, acusó a Keys de “seleccionar” los países para que su estudio coincidiera con su hipótesis. Argumentaron que el verdadero culpable de las cardiopatías no era el colesterol ni la grasa, sino el elevado consumo de azúcar.

Pero como Keys tenía palanca política en el Congreso, con agencias burocráticas, y con los medios, y empezó a cabildear para que el Gobierno Federal de EUA recomendara una dieta baja en grasas y colesterol. En 1977 el Comité Especial sobre Nutrición y Necesidades Humanas del Senado, publicó una guía alimentaria basada en la investigación de Keys, que cambió la dieta Norteamericana.

Era una dieta baja en grasa y colesterol, y alta en carbohidratos de cereales y vegetales. La USDA recomendó sólo 300 mg/día de colesterol de la dieta, lo que es ridículo ya que tan solo 2 huevos dan 374 mg.

El resultado fue una explosión de productos “Bajo en Grasa”, “Sin Colesterol”, “Cardio-Saludable”, y apareció la Margarina “Sin Colesterol”. Los ciudadanos  reemplazaron sus alimentos naturales de siglos, con productos de fábrica ultra procesados. Dejaron de comer huevos y mantequilla, y cambiaron a leche descremada, margarina, y se olvidaron del tocino.

Y las Farmacéuticas se sumaron y crearon drogas para reducir el colesterol (las Estatinas), que bloquean una sustancia que necesita el cuerpo para crear su propio colesterol, y los médicos comenzaron a prescribirlos como dulces a todos los pacientes con niveles apenas sobre la “normalidad” (previamente ajustada para que esto fuera frecuente).

Pero… a pesar de que estaban comiendo alimentos desgrasados y sin colesterol, las tasas de cardiopatías y obesidad continuaron elevándose. ¿Por qué?

Porque Yudkin y sus colegas tenían razón. No era el colesterol y la grasa lo que causaba la obesidad y problemas cardiovasculares; era el azúcar y los carbohidratos refinados y procesados. Y encima, los fabricantes reemplazaron las grasas con almidones y azúcares refinados. 

¿Y la margarina “libre de colesterol”? Estaba hecha de aceite vegetal hidrogenado que crea grasas “trans”, relacionadas con infartos y cardiopatías.

Y esas pautas dietéticas, supuestamente saludables para el corazón, crearon un relajo en los sistemas circulatorios de decenas de millones.

¿Y las estatinas recetadas? Bajaron de maravilla el colesterol, demasiado bien. Muchos pacientes comenzaron a quejarse de pérdida de la memoria, depresión, infecciones recurrentes, disfunción eréctil, y menores niveles de testosterona. Los investigadores descubrieron que en muchos pacientes, las estatinas redujeron demasiado los niveles de colesterol, y el cuerpo dejó de recibir el necesario para su funcionamiento saludable. 

Ya se está confirmando que no es el colesterol dietético ni la grasa saturada la que ocasiona las cardiopatías, sino los azúcares refinados combinados con el estrés y el sedentarismo, lo que promueve inflamación.

Pero ya estamos recapacitando, y el Comité Consultor para Pautas Alimentarias (5) emitió un documento afirmando que el colesterol dietético NO participa en las cardiopatías, y que la mayoría no debería preocuparse sobre cuánto colesterol esté consumiendo.

En cuanto a recetar estatinas, muchos médicos ahora solo las recomiendan a pacientes de alto riesgo cardiovascular.

¿Cómo obtiene el cuerpo el colesterol que necesita?

El cuerpo produce un 80% de lo que necesita; el otro 20% proviene del alimento. Entre 20% y 25% del producido se crea en el hígado a partir de ácidos grasos. También se fabrica en los intestinos, glándulas adrenales, y órganos reproductivos.

Cuando consumimos alimentos con colesterol, el cuerpo lo usa. Si consumimos mucho, el cuerpo solo disminuye la cantidad que produce. Si no se consume lo suficiente, simplemente fabrica más. Así se autorregula.

Más allá del bueno (HDL) y el malo (LDL)

El colesterol es transportado en la sangre, unido a proteínas de acarreo. Esto se conoce como Lipo-Proteínas, que se dividen en 2 grupos según su densidad: las de Alta Densidad (HDL) y las de Baja Densidad (LDL). Y los médicos llamaron al HDL “colesterol bueno” y al LDL “colesterol malo”. Y esto es cierto a grosso modo, porque las nuevas investigaciones han relajado este criterio. No todo el HDL es bueno, y no todo el LDL es malo.

Colesterol HDL. Se le llamó “bueno”, porque remueve al LDL del cuerpo desde  los tejidos, de retorno al hígado, para convertirse en bilis y luego excretarlo. Este HDL se deshace del exceso de colesterol en el cuerpo y evita que se adhiera a las arterias. Y como actúa como camión de la basura, entre más, mejor. Se sugiere un nivel óptimo superior a 60 mg/dl.

Para aumentarlo: mucho ejercicio, no fumar, y consumir grasas mono saturadas saludables de alimentos como Aceite de Oliva, Aguacates, Pescados, y Nueces.

Colesterol LDL. Se lo llamó “malo” porque puede acumularse en las arterias, obstruyendo el flujo sanguíneo. Es el que transporta el colesterol que produce el hígado hacia el cuerpo, a diferencia del HDL que lo retira.

El cuerpo requiere el colesterol que acarrea el LDL, pero demasiado podría crear problemas acumulándose en las arterias. Por ellos se sugieren niveles inferiores a 100 mg/dl.

Para disminuirlo, hay que reducir la adiposidad corporal, y aumentar los niveles del HDL. Incluso moderar la grasa saturada dietética ayuda a reducirlo.

¿Entonces puedo comer colesterol?

Las recomendaciones para el colesterol también son válidas para las grasas (tanto saturadas como insaturadas). Las investigaciones han encontrado muy poca relación entre ambos con las cardiopatías. La excepción son las grasas artificiales o TRANS (margarinas y similares), que sí causan problemas cardiovasculares.