Mal de muchos…consuelo de mexicanos

El hígado graso: un mal silencioso

Un serio problema se cierne sobre los niños: La acumulación de grasa en el hígado que está afectando a 1 de cada 2 niños. 

Casi la mitad de niños obesos tienen el hígado graso. En principio es una enfermedad benigna, pero sí evoluciona puede convertirse en cirrosis y seguidamente en cáncer. 

Esta tendencia alcista es preocupante y está asociada al aumento de la obesidad infantil. Hay que recordar que el hígado es la mayor fábrica de nuestro cuerpo y se altera por los malos hábitos alimentarios. 

Además de la obesidad, la vida sedentaria y la dieta deficiente propician hígado graso, lo que aumenta el riesgo cardiaco de los niños ya que se asocia a factores de riesgo más graves como niveles elevados de colesterol, glucosa e insulina y presión arterial. 

Las dietas altas en carbohidratos refinados pueden causar el hígado graso, que a su vez puede producir insuficiencia hepática y muerte y esto puede evitarse a través de cambios en la dieta. 

Algunos de los ejemplos de alimentos de alto índice glicémico (que aumentan rápidamente la glucosa) son: el pan blanco, el arroz blanco, los cereales de caja, el azúcar y el jarabe de alta fructosa. 

Alimentos de bajo índice glicémico son: las verduras, frutas, frijoles y granos sin procesar, que aumentan el nivel de azúcar en sangre más despacio. 

¿Sabía qué? 

  • El 80% de adultos obesos y el 50% de niños con sobrepeso, en especial las mujeres, tienen hígado graso. 
  • El 25% de pacientes con hígado graso terminan en cirrosis hepática en 10 años. 

Esta enfermedad se caracteriza por acumulación de grasas y triglicéridos en las células hepáticas y se asocia a la presencia de Síndrome Metabólico, obesidad, diabetes, hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia, y es más frecuente en mujeres que en hombres. 

Al inicio es asintomático, pero cuando el mal es crónico se pierde peso, y se sufren debilidad y fatiga. El hígado deja de trabajar bien y permite la llegada al cerebro de gran cantidad de amonio, lo que ocasiona cambios neurológicos. 

Un simple ultrasonido es suficiente para detectarlo. 

Se ha visto que un cambio en la dieta junto con suplementos lipotrópicos e incluso con homeopatía, recuperan las funciones del hígado. 

Apapachos para el hígado: 

  • Evitar cambios bruscos de peso. 
  • Disminuir la ingesta de grasas (chorizo, tocino, carne roja y embutidos); – Evitar productos con azúcar refinada (galletas, chocolates y pasteles). 
  • Evitar el consumo de cualquier tipo de bebida con alcohol. 
  • Cenar 2 ó 3 horas antes de acostarse. 
  • Entre cada comida es recomendable dejar pasar un lapso de 4 horas, para que no se sobrecargue el trabajo del hígado. 
  • Consumir cereales integrales y alimentos naturales, como arroz, pastas, trigo, frutas y verduras, nueces y semillas, y pescado. 
  • Realizar ejercicio diario. 

Perla Miranda, “Crece cifra de mexicanos con hígado graso”. El Universal, 24 de mayo de 2017. https://bit.ly/3WipKZi

Trastornos de conducta por leche y trigo 

La dieta sin gluten y caseína es fundamental para mejorar la calidad de vida de los niños afectados, como Autistas e Hiperactivos. 

¿Por qué retirar la leche y el trigo? 

Todos sabemos que “somos lo que comemos”; pero aún más: somos lo que comemos, y como lo procesamos, asimilamos y excretamos. No sólo importa lo que entra por la boca, sino qué sucede con lo que entra. 

Para asimilarse, los nutrientes deben descomponerse gradualmente hasta pasar por el intestino al torrente sanguíneo. 

El 90% de los niños autistas e hiperactivos deficiencias enzimáticas que impiden desdoblar bien las proteínas, en especial, de la leche (caseína) y del trigo (gluten), ambas causantes de conductas 

inapropiadas de los niños. 

Las proteínas son un collar que para ser útil debemos “desbaratar” en cuentas sueltas (aminoácidos). Un autista o TDAH no puede hacerlo; las “desbarata” parcialmente en PÉPTIDOS, lo que agravado porque la Candidiasis y la falta de lactancia materna hacen al intestino permeable, estos péptidos se filtran hacia el torrente sanguíneo afectando el cuerpo y el cerebro. 

¿Por qué mi hijo se porta tan mal? 

Los péptidos de caseína (caseomorfinas), y del gluten (gliadorfinas) son similares a la morfina y provocan el efecto de una droga. 

Esto provoca adicción a estos alimentos, y muchos padres ven que sus hijos solo quieren comer leche, pan, pizza, galletas, queso, yogurt, etc. 

Las conductas autistas se presentan también en personas adictas a drogas opiáceas, porque estas afectan los órganos de los sentidos, haciendo que sientan de más o de menos: 

En autistas: 

Tacto 

De menos: conductas auto-agresivas, auto-mordidas, golpearse la cabeza. Incluso sacarse un ojo sin sentir dolor. 

De más: sienten “dolor” al peinarlos, o cortarles las uñas; no soportan el roce de la ropa (muchos se desvisten), calcetines y zapatos. 

Vista 

De menos: se pegan a la TV; obsesiona ver por la ventana. 

De más: se esconden bajo una mesa o dentro del closet. Se pican los ojos, se fascinan con objetos luminosos o en movimiento, sienten miedo en lugares oscuros y desniveles. 

Oído 

De más: se tapan los oídos. No soportan lugares ruidosos ni aglomeraciones. 

De menos: serán ruidosos y gritarán, les gustarán lugares con eco o que amplifiquen sus gritos. 

Gusto y olfato 

De menos: se ensalivan continuamente, son capaces de probar o comer “cualquier cosa” como embarrarse o jugar con excremento. 

De más, serán selectivos con alimentos, sólo comerán 2-3 opciones. 

En TDAH, se presentan desordenes sensoriales: 

Táctil: No tolerar etiquetas de la ropa. Usan las prendas equivocadas; se quitan calcetines o zapatos; caminan de puntitas; caminan mucho; les disgusta cortes de uñas y pelo, que les cepillen los dientes, etc. 

Auditivas: Escuchan muy fuerte el radio-TV, presentan atraso de lenguaje, no soportan el ruido de aspiradora, etc. 

Visuales: Se acercan los objetos, temen lugares oscuros, prenden y apagan la luz. 

Gustativas y olfatorias: selectivos con los alimentos, les molestan olores que otros pasan desapercibidos. 

Además de estos trastornos, los péptidos opioides incrementan la hiperactividad, la impulsividad y conductas agresivas, lo que les impide estar atentos y aprender. 

¿Cómo sustituyo la leche y el pan? 

Se pueden usar “Leches” de linaza, almendra, arroz, o coco. 

En cuanto al gluten, hay que usar maíz, amaranto, garbanzo, tapioca, yuca, arroz, quinoa, mijo, entre otros. 

Hay que saber que algunos niños se mostrarán inquietos por el síndrome de abstinencia -similar al que se sufre en la desintoxicación de una droga. 

Olvídese de las calorías

Lo nuevo es “los obesógenos”

Las calorías ya no son el único causante de obesidad.

Apenas estabamos entendiendo eso de las calorías en tablitas nutrimentales y nos salen con el Índice Glicémico; y como que ya le entendíamos y ¡Zas! “quesqueora”, aunque reduzcamos calorías, engordaremos irremediablemente. 

Ya nos habían dicho que eso de las calorías era asegún se vistieran: si venían disfrazadas de azúcar o arroz blanco eran malandras. Si venían vestidas de brócoli o amaranto, pase asta sin avisar. 

En Francia se descubre que Danone metía probióticos de los usados para engordar “cochis”. Y ahora nos avisan que los agroquímicos en las cosechas también engordan, por lo cual ya ni las lechugas son de fiar. 

¡Háganme el refabróncabor! 

Esas sustancias Obesógenas están ocultas en todas partes, y programan a nuestros cuerpos a almacenar grasa a tal grado, que una fresca lechuga nos puede engordar más que una hamburguesa. 

Los obesógenos son “disruptores endócrinos”, o toxinas que simulan los efectos de las hormonas naturales y alteran sus respuestas normales. Así, estas “calorías químicas” pueden ocasionar más obesidad que las “calorías calóricas”.

¿Y cómo es que influyen tanto? 

Alteran la liberación normal de la hormona Leptina que avisa al cerebro que ya se llenó el tanque. También reprograman a las células para volverse células adiposas y que almacenen grasa. 

Y por si fuera poco, son inflamatorias, y producen estrés oxidativo que daña a la fuente de energía corporal, la mitocondria, lo que desata una cascada de efectos negativos. 

Los obesógenos son más nocivos durante el embarazo y el desarrollo del infante, al que dejan programado para criarse como si estuviera destinado al rastro. 

Lo importante: ¿de dónde vienen y cómo evitarlos? 

Carnes, aves y lácteos son las mayores fuentes. Se usan legalmente hasta 6 hormonas cuyos residuos quedan en los tejidos y leche. 

Hay estudios con gente que come carne regularmente que demuestra niveles más elevados de hormonas forasteras en su sangre y sus tejidos, y otros estudios que muestran la conexión entre las hormonas en los lácteos y la creciente obesidad, aunque sea “descremada” o “lait”. Y los peces cultivados tampoco se salvan. 

Pero los vegetales comerciales también nos alteran, porque se rocían con sustancias que actúan en nosotros como “simuladores estrogénicos” y como “disruptores tiroideos” ligados ambos con aumento de peso. 

Y si a eso le agregamos los BPA’s y otras sustancias de los plásticos que alteran el sistema glandular y aumentan el tamaño de las células adiposas (las que almacenan grasa) el problema es aún más gordo. 

Para rematar, el agua potable puede contener residuos de pesticidas y de medicamentos farmacéuticos que también alteran el sistema glandular. 

Las fragancias de artículos de aseo engrosan la lista, junto con las palomitas de microondas y los teflones (contienen ácido perfluoro-octanoico, obesógeno que promueve el crecimiento de tumores, particularmente en las mujeres. 

Así pues, los obesógenos están por doquiera -el 93% de los norteamericanos contienen BPA en sus cuerpos- y la pregunta es ¿Y a los mexicanos quien nos cuida? 

Sal refinada-veneno cotidiano 

¿Cómo la sal marina tan saludable se convirtió en un veneno? Por el interés económico por encima de la salud: una persona sana no es “rentable”. 

El problema no es la sal sino la refinación. Químicamente la sal marina y la sal refinada son compuestos diferentes. La sal marina contiene 84 elementos vitales. Como toda la vida surgió del mar, todas las formas de vida llevamos la “sopa madre” en nuestros fluidos internos. 

LA REFINACIÓN. La industria desarrolló el refinamiento porque descubrió el valor industrial del cloruro de sodio para fabricar productos químicos como plásticos, combustibles, productos bélicos y aceites minerales; y la industria alimentaria la usa como conservador. Por estas razones 93% de la sal refinada es para fines industriales; 4% es conservador alimentario; apenas 3% para la mesa. 

El cloruro sódico químicamente puro no existe en la naturaleza. El organismo no lo reconoce y lo considera tóxico por su reactividad. 

LOS ADITIVOS. Yodo y flúor industrial que no se metabolizan y forman nitratos cancerígenos responsables de tumores y reacciones alérgicas. Pueden causar hipertiroidismo, tiroiditis y disminución de fertilidad. El flúor produce problemas neurológicos, endocrinos y déficit de atención. Además se agregan dextrosa, bicarbonato, e hidróxido de aluminio -relacionado con Alzheimer-, huesos pulverizados, aluminatos, ferrocianuro, citrato amoniacal, prusiato amarillo y carbonato de magnesio. 

EL PROBLEMA DEL SODIO. El enorme consumo de sodio proviene mayormente de productos industriales. Los especialistas sugieren ahora evitar la sal para resolver el exceso de sodio, ignorando que el consumidor ingiere sodio oculto en alimentos industrializados, como el pan de caja (500mg por 100g). La OMS recomienda no superar 2.4gr por adulto. Con 500gr diarios de pan se excede. 

Perjuicios de la sal refinada. 

RETENCIÓN DE LÍQUIDOS. Se neutraliza Sodio usando agua intracelular. Cada gramo de cloruro sódico exige 23grde agua intracelular. Los riñones pueden excretar 5-7gr diarios, pero consumimos 12- 20gr. Este déficit crea problemas renales. Al multiplicar por 365 días anuales se genera retención de líquidos que produce aumento de peso y exigencia para corazón, hígado y riñones. Los tejidos se deshidratan creando senilidad latente. Y beber agua no basta para reponerla, porque el líquido intracelular no es solo agua sino plasma marino. 

OBESIDAD Y CELULITIS. El organismo usa grasas para encapsular el sodio y aislarlo. Como consecuencia se forma tejido esponjoso que genera sobrepeso y celulitis. 

CRISTALIZACIÓN Y ESCLEROSIS. Más de 35g de cristales resulta letal. El cloruro sódico se une con aminoácidos animales de lácteos y cárnicos y forma cristales de ácido úrico. Se depositan en huesos y articulaciones provocando artritis, gota, reuma. Otros cristales forman arenillas y cálculos y otros más cristalizan las arterias causando fragilidad y esclerosis. 

Otros perjuicios: problemas emocionales, excitación, insomnio, fatiga, úlceras, dependencia adictiva, hipertrofia suprarrenal, calvicie, estreñimiento, cáncer gástrico y osteoporosis. 

Yodo y la salud femenina

Fertilidad. La deficiencia más frecuente en mujeres con dificultad para embarazarse es la de yodo. Si bien todo el cuerpo lo necesita una de las mayores concentraciones se da en el útero y los ovarios. Esto ocasiona irregularidad menstrual, líbido disminuida, abortos espontáneos, anovulación, partos prematuros, y pre-eclampsia. Algunas mujeres experimentan un hipotiroidismo autoinmune: sus cuerpos producen células K que atacan sus propios tejidos, incluyendo su tiroides y al feto. 

Así es que no sólo es el cretinismo lo que debe preocuparnos de la deficiencia de yodo sino los embarazos interrumpidos por muerte del producto o que nazcan ya muertos. El yodo es esencial para la supervivencia del infante, ya que incluso disminuye la tasa de mortalidad de los neonatos. 

El hipotiroidismo es una causa común de infertilidad en mujeres y de espermas incompetentes en varones. Esto sucede aun y cuando sus T3 y T4 aparezcan normales en los análisis. 

Dismenorreas. Otro síntoma común del hipotiroidismo es la disfunción del ciclo femenino. En las niñas, la menarquía puede, o retrasarse o, llegar prematura, debido al hipotiroidismo. En el otro extremo, a la menopausia puede sucederle lo mismo. Durante la edad reproductiva, el ciclo menstrual puede alterarse de cualquier forma imaginable. La más común es la dismenorrea o sangrado irregular. Y es que el forro del útero (endometrio) como cualquier otro tejido corporal, requiere de hormonas tiroideas para su crecimiento y funcionamiento apropiados. 

Embarazo. El yodo es más importante durante el embarazo que cualquier otra cosa, ya que su deficiencia severa incrementa el riesgo de aborto espontáneo y parto mortinato. Si el bebé sobrevive el parto es factible que sufra un retardo mental irreversible, conocido como cretinismo. En niños con insuficiencia de yodo, se presentan incapacidad de aprendizaje y baja motivación. La leche materna 

contiene más yodo que cualquier “fórmula”, y los bebés prematuros, a menudo alimentados con esas fórmulas, tienen mayor riesgo de deficiencia. 

En los recién nacidos, la deficiencia de yodo causa cretinismo (hipotiroidismo neonatal) caracterizado por ictericia, bajo apetito, estreñimiento, llanto áspero, hernia umbilical (ombligo saltón), y desarrollo óseo retardado. Si no se diagnostica y trata durante los primeros meses, esta deficiencia desemboca en retraso mental. La deficiencia de yodo que comienza en la niñez (hipotiroidismo juvenil) retarda el crecimiento, resultando con extremidades cortas y desarrollo tardío de la dentición. 

Adicionalmente, la presencia del yodo previene la acumulación de metales pesados que pueden cruzar la placenta protegiendo al feto de la toxicidad. 

Glándulas mamarias. Las algas marinas, siendo una fuente óptima de yodo, potasio, hierro, calcio, magnesio y fibra, son además reconocidas por su actividad antinflamatoria, antioxidante, anticoagulante y antibiótica. Son fuente considerable de carotenoides, antioxidantes, inmuno moduladores, vitaminas, y, sobre todo, de minerales orgánicos. 

Una de las principales preocupaciones mundiales sobre salud femenina es el cáncer de mama. 

Numerosos estudios dan evidencia de que el consumo regular de algas marinas reduce el riesgo de cáncer mamario: 

  • Alteran favorablemente el metabolismo estrogénico. 
  • Inhiben la proliferación de células cancerosas. 
  • Facilitan la conversión intestinal de fitoestrógenos. 
  • Contienen los omega-3 EPA, DHA y ácido estearidónico. 
  • Inducen la apoptosis de células tumorales. 
  • Fortalecen la respuesta inmunitaria, sobre todo por su contenido de yodo.

Alarcón Diane, Paloma Martínez Serrano y Gema del Pliego Pilo. “Importancia del yodo en la gestación”. Agosto 2006. Elsevier.es https://bit.ly/3WluWv1

“Yodo”. National Institute of Health. Julio 2022 https://bit.ly/3YnWbal

“Porque la falta de yodo puede causar daños serios a tu salud”. BBC Mundo. Febrero 2018 https://bbc.in/3WlSXlE